Despierto.
Miro la fatiga.
Fatigo la mirada.
Ando.
Respiro las formas.
Diluyo los sonidos.
Me escabullo en los sabores.
Saboreo los cielos, las nubes.
A veces canto un aroma.
Otras, grito un rojo y un negro;
un par de triángulos.
Toco la visión de los que me acompañan.
Escucho con atención
lo que dicen las almas.
Pongo un pie en amarillo
y crezco por una luz azul
y me hago de un sonido verde claro.
Pero siempre, siempre al final
termino por escribir mis versos.
Categorías
Etiquetas
Textos relacionados
Tu silencio
Podrías deleitarme con tu voz reservadaque pocas veces emerge en acordes de luz.Podrías someterme con su clara resonanciaque junta de tus labios el polen arcabuz. Podrías, si quisieras, doblar mi […]
Caballos noctámbulos
Se encienden las cumbres en la noche como altivos dientes de filos lustrados. La luna es un mendigo con trapos plateados. Campo empotrado bajo el silencio del viento dame de […]
Atrapasueños
Dicen los que no sueñanque es como una muerte el sueño.Sueñan los que dicenque la muerte tiene sueños. Y es que en el sueñola muerte existe tan sólo en sueños.Y […]
Percepción del amor
Rosa de acero, perfume de espinas. Suave torso de remolinos, camino indefinido. Que impenetrable, que incierto, que injusto. Y llega… y pareciera que trae, y pareciera que viene… sin estribo […]
Tal vez te interese
Llegado al campo
Cuando salí de casa abandoné los hierros, las placas; esas paredes que me lloraban; esos suelos que gritaban jabones y pañuelos y refriegos. Descolgué de las perchas del aire aquellas […]
La pluma y el tintero
Siempre soy la pelea entre la pluma y el tintero. Es porque entre ellos se aman y yo los separo sin quererlo. El señor pluma es un caballero todo firme […]
Hermosa trampa
Se le gastó el oído a las sombras de tanto escucharme deambular. Las sillas no sustentan mis lamentos y los rincones se doblan de marchitar. Caminas por el mundo que […]
Advertencia para la tristeza
Óyeme tristeza, voy a hablar con murallas, con altas barricadas de espinos hablaré para que tu gélida hueste que traes pegada no entre otra vez a mi jardín pisando flores. […]