Última luz de un desesperado
Es la hambrienta noche en la que estoy sentado.
Torbellino de dientes, círculo de colmillos opacos,
arrastrando nubes de candados helados.
Va y viene girando mi corazón de abismos.
Desesperado, inquieto, marchito.
Lanzando bengalas, ardiendo fanales.
Hiciste de mis días los más hermosos delirios,
y fueron mis locos intentos a caerse del más dulce estribo.
Nunca lo supiste, pero venías a cada hora
a conjurar bajo el tiempo un invisible cariño.
Ya no seguirás. Ya no dolerás en mí.
Es el último refusilo. Gira. Muerde. Golpea.
Es la luna el martillo.
Arrastrado de calas a los dientes azules
camino en quejumbre con el alma abatida.
Fuegos marinos, vientos devorantes.
Fue hermoso el tiempo de querer borrar tu lejanía.
Ya no habrá más horas de tu mirada distante:
se van cerrando lentamente tus ojos astrales.
Golpea una vez más antes del fin.
Viene girando el torbellino de sangre.
Es mejor seguir ausente de tus lejanas sombras.
Dolor del corazón que no quiere dejarte.
Va avanzando… Mi amor se tuerce de esta decisión.
¡Qué hermoso ha sido tu delirio en mí!
Golpea. ¡Golpea! Se hunde entre dientes opacos.
Se cierra un candado en la noche en que estoy…
Va muriéndose en suspiros errantes la luz de un fanal.
La última bengala del pecho con tu nombre estalló.