De mis dedos surgieron pequeñas semillas;
pequeños huevos incubados en el papel
y de a poco en ese pasado comenzaron a crecer.
Se hicieron retoños, se hicieron crías
en ese pasado que ya ni sé.
Eran pequeñas flores de muchos colores;
eran pequeñas criaturas sin dientes ni garras.
Algunas por más pequeñas
eran perfumadas,
eran temerarias.
Y así continuaron creciendo
con el tiempo de mis años
y con mi mente que descubría nuevas palabras.
Así llegaron a ser amapolas;
así llegaron a ser leones.
(Y son bellas y muerden)
Y yo no sé, si ahora son así
cómo llegarán a ser después:
Quizá unos árboles eternos;
unas enredaderas que abracen fuerte.
Quizá unos dragones funestos;
unas quimeras que pisen fuerte.
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